1 DE ENERO
Llegando a las extensiones
de la siesta prometida,
el calor rige con puño de hierro
a toda la casa.
Mientras, Santino en la pileta,
juega que es artista
y despliega en el aire
líneas barrocas.
Ya va siendo hora
que le compre acuarelas
y unas hojas en blanco
para que las manche con vida.
Valentino se despierta
a cara de perro y uno evita
hablarle o mirarle
porque sobreviene el berrinche.
Las moscas arremeten ante
las sobras de las sobras
de la noche vieja
y las botellas vacías descansan
sobre el pasto destellando sol.
El sueño absurdo de anoche
me persigue todavía
pero el nuevo año viene
dibujando sonrisas y cansancio.
Lore prepara cosas todo el tiempo,
la inminencia del viaje
amenaza la paz y
la urgencia quiere meter mano
en el feriado.
El resto reposa tras el almuerzo,
suena cumbia y
la modorra se va acomodando
sin discriminar.
Empieza un nuevo año,
más de trescientas chances
de triunfar o arruinarlo todo.
Se calienta la cerveza,
mejor sería apurarla
y zambullirme en la pileta
junto al Rembrandt
de Villa Longa.
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