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Mostrando las entradas de marzo, 2018

PAÑUELOS DE LA PLAZA

Caminamos por el barrio, su mano pequeña envuelta por la mía. Almagro, y sus tardes de sombra, acomodan el otoño sobre las calles y pasajes. Cuando cruzamos por la plaza observando el paisaje de parejas discutiendo, madres e hijos tomando mate en los bancos, Valentino se detuvo sobre una pintada blanca. Lo miró curioso y lo señaló mientras buscaba mi mirada. "Son pañuelos, de las madres de la Plaza. Que buscan a sus hijos desaparecidos". Me preguntó donde estaban los hijos, si se habían portado mal, quien se los había llevado". Y nos sentamos en un banco y sin detalles escabrosos, intenté explicarle aquella noche larga. Pero no pude, porque me ganó la emoción de contarle todo lo que sabía, porque la Memoria actúa en esos precisos momentos y es cuando mete un gol eterno desde una garganta tomada por la impotencia. Le dije simplemente que los habían escondido bajo una alfombra de odio. "Yo no me voy a esconder", me dijo y lo abracé. Después caminamos por el barri

UNA NOCHE Y PARA SIEMPRRE

Te conocí una noche que aún no terminó. No sé si fue tu sonrisa o esa rara capacidad de sonreír con la mirada pero quise quedarme ahí, abrigado en tu piel. Hablamos de pavadas estudiándonos los gestos y sin saberlo nos reconocimos. A partir de ahí construimos un universo chiquito, imperfecto y cálido. Esa noche, que todavía no duerme la siesta, nos dio dos hijos perfectos llenos de amor, lo mejor de nuestro universo a pequeña escala. Y acá, a tu lado, me quedé y habito, a cumplir mis sueños y a arrebatarle un manojo de felicidad a esta vida caprichosa.

SOLSTICIO DE HIJOS

Mis hijos juntan las hojas recibiendo el otoño para una tarea escolar. Van juntando pasado entre las sombras, recolectando lo que va cayendo inevitable sobre el pasto del barrio. El verano ya es recuerdo de un tiempo que juega a ser mejor y ellos llenan bolsas de este solsticio que ya empieza a terminar efímero e invisible.

ÁNGEL DE LA PERDICIÓN

Una noche de soledad, un ángel fue a meterse en su nariz. Desde entonces anda frunciendo ceños, mirando abismos, apurando pasos. Un perdido más en las calles del otoño esquivando demonios. Su mirada, antes clara ahora rígida, enfoca más allá de todo lo que ve. Atrae más fantasmas que suerte. Y lo persiguen a sol y sombra susurros de otra época mejor. Sus pasos pesan alcohol de vino rasposo y la piel de su cara erosionó en un paisaje de ficción. Dice que su boca desapareció, la abandonó en una fiesta que nunca encuentra el fin, mientras su mandíbula juega a escaparse de sus territorios declarados.  Duerme bajo el techo de las tres marías. Juega a que lo tiene todo, porque él es un todo sin sueños intrusos. Hasta un ángel tiene, de okupa habitando los rincones de su nariz.

GATILLO TAN FÁCIL

Una bala policial mató a un pibe de doce años. No fue el jueves, no fue en Tucumán, esa bala se disparó hace más de dos siglos.

MARIPOSA DE AUSENCIA

Tu ausencia es una mariposa que aparece en momentos sutiles, pero tan trascendentes como fue tu mag ia. Y luego volves a irte, a esconderte en rincones donde se pintan sombras, hasta el momento en que por fin se vuelva a extrañarte y duela un aleteo. Entonces, será cuestión de buscarte en vano entre los límites del jardín y dejar abierta la ventana para recibirte cuando menos se espere.

8M DE MUJER

Un huracán de piel un rugido voraz una ola bestial desde todos los rincones para traer una voz de mujer. Miles, millones de ellas latiendo intensas para sentirse vivas.

CAPERUCITA

La luna alumbra entre las copas de los árboles entre las carnes de la fauna entre el ulular de los búhos entre la oscuridad del bosque un manto rojo sangre que cubre la desnudez de una niña que derrama inocencia.

DESNUDA

Chicharras a la nochecita sacuden el espanto a fuerza de serenata entre los tejados. Mientras tanto la niña vulnerada en el baldío sueña los sueños no soñados.

PASTO DE POETAS

Ahí afuera crecen las palabras como hortalizas desde la humedad de la tierra y gana estas superficies. Por las noches, cuando duermen los bañados al sol, en mi jardín pastan los poetas y se llevan el botín para otros territorios más violentos pero menos injustos porque pueden, porque la voluntad y el desdén se empecinan en acariciarse en la oscuridad que ni la luna.

SERÁ OTRO DIA

El domingo se cae de los bolsillos y el viento, mientras amontona nubes, trae ese olor a lunes. Vestigios de una música que se aleja, desaparece en una trompeta, se va escondiendo en la memoria. Mañana será otro día, dicen quienes lo enfrentan en una almohada de nidos y alfombras. Pero habrá que salir, correr y mojarse. Porque la vida es un viaje sin refugios permanentes ni reposo que necesita del barro en los pies y el frío en los huesos. Sino, no hay nada. Ni sombras.

1982

El murmullo abandonado de una radio caída derramando fútbol de otro mundo junto a un casco, junto a un pibe arrojado en una isla del sur.