Volviendo a casa me topé con magia, magia de verdad, de esas sin galeras ni conejos, de las que tienen el poder de desenfocar la realidad y dejarte lleno de preguntas y vacíos me encontré con la mirada mas perturbadora de mi vida, detras de unos ojazos azules un alma me estudiaba con detenimiento, se trataba de una señorita tan bella como sus ojos tan natural como pura tan callada como misteriosa y si les digo que tenía apenas unos meses no me creerían, y si agregara que iba en el regazo de su madre, tampoco y alli iba esa pequeña hada destilando suspiros, muy segura de sí misma junto a la ventanilla que se le venia encima el atardecer, alli iba ignorando un mundo cargado de miserias y desencuentros, viajando en el tren atento a todo y todos como registrando ese mundo que se le desplegaba delante de esos ojos me miró un rato y su mirada clara desvió hacia la ventanilla y esa ciudad que se movía a alta velocidad detrás del vidrio, ya nunca más volvió