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Mostrando las entradas de junio, 2018

Ya caimos

Ya caímos, siempre. Y aunque sabemos que nos van a barrer, nos amontonamos para que nos escondan más fácil, así blancos del orden. Somos hojas desprendidas, ramas de la memoria. Volvemos a las calles una y otra vez porque el tiempo podrá darnos la razón o no. Pero siempre hay que volver.

Los juguetes de mis hijos

Los juguetes de mis hijos diseminados por la habitación montan guardia, disimulan atentos a cualquier invasión.

Vigilia de Valentino

Valentino siempre sueña, Si la pesadilla no aparece. O el insomnio se presenta Como en tantas otras veces. Pero cuando eso sucede, Se baja de su cama Abandona su almohada Y huye a la de sus padres. Atraviesa la oscuridad y transita la vigilia Portando un muñeco Cómo si fuera un escudo. Lo lleva del cuello Pegado a su pecho. Porque para esa aventura Necesita de esa figura. A veces carga un perro En otras sostiene una llama. Sube a la cama con ganas Aun sin soltar ese muñeco. Se acomoda entre sus padres Para que ya nada lo demore. Pues a la tierra de los sueños Pronto caerá como por un hueco.

Poetas en Concilio

Los poetas Se reunieron en concilio Atravesaron mares y ríos Y se cruzaron desconfiados Al costado del camino. Y acordaron las palabras Qué usarán de ahora en más. Los amontonó la necesidad Pero mucho más la soberbia. Consideran que es injusto El destrato de la sociedad. Suprimieron las cursis Porque les traen mala fama. Acordaron seguir hablando De amor y sus tormentos Pero sin nombrarlo Ni ser tan directos. Compartirán frases Aunque suene a plagio. Se convidarán emociones Sobre todo las repentinas Las que dejan sin aliento Porque saben sobre seguro Que esas son las que enamoran. Los títulos No tendrán relación con el texto. La obviedad no es poesía Ni siquiera desamor Para ellos es mas efectivo Qué el lector use la imaginación. Los Poetas Al final se miran desconfiados Saben que su tarea será ardua Eso de mantenerse a flote Entre la vigilia y el sueño Es como solo beber agua Y asi tratar de armar un verso.

Puentes mios

Con las manos en los bolsillos llenos de historias, pateo las hojas junto al cordón, le cabeceo al viento para no cerrar los ojos ni detenerme voy silbando canciones de otros, acomodando las palabras que llueven en este manantial de proezas torpes tan anónimas el frio, ese viejo sin alma, clavado en los tobillos a cada paso sin nombre, a cada metro de mundo delante un anotador me espera, una lapicera de cortesía espera que la empuñe para poner paz en mis rincones mas oscuros, en los recovecos de mi voz que vienen a salvar a quién sabe quién salto el charco, ida y vuelta, porque los únicos puentes que siento mios son las palabras.

Cubren sus arrugas

Cubren sus arrugas y la piel curtida bajo una frazada vieja se abrazan con la noche, empujan el calor al otro porque el frio no pide permiso, sus palabras susurran tenues bajo el puente peatonal porque también se abrigan de la soledad. A Marisa y Bonifacio, los amigos de la plaza.

Volviendo

Volviendo a casa me topé con magia, magia de verdad, de esas sin galeras ni conejos, de las que tienen el poder de desenfocar la realidad y dejarte lleno de preguntas y vacíos me encontré con la mirada mas perturbadora de mi vida, detras de unos ojazos azules un alma me estudiaba con detenimiento, se trataba de una señorita tan bella como sus ojos tan natural como pura tan callada como misteriosa y si les digo que tenía apenas unos meses no me creerían, y si agregara que iba en el regazo de su madre, tampoco y alli iba esa pequeña hada destilando suspiros, muy segura de sí misma junto a la ventanilla que se le venia encima el atardecer, alli iba ignorando un mundo cargado de miserias y desencuentros, viajando en el tren atento a todo y todos como registrando ese mundo que se le desplegaba delante de esos ojos me miró un rato y su mirada clara desvió hacia la ventanilla y esa ciudad que se movía a alta velocidad detrás del vidrio, ya nunca más volvió

Linda noche

Linda noche para abrigarse en la piel del otro, ponerse a salvo un rato de tanta locura y amanecer otra vez llenos de calor en este frío ensayo de barro.