A VECES EL TIEMPO
A veces el tiempo
golpea la puerta en medio de la noche
cómo desesperado que busca refugio
en la tormenta imprevista.
A veces se esconde allá
lejos de las rutas
y detrás de los montes
dónde se cuentan secretos
el campo y las nubes.
El camino se estira tanto
que cuesta ver el final,
y un simple perfume
me reduce a lo que fuí,
extrañando a ese otro
y aquello que percibía entonces.
Es un monstruo tan bestia como invisible,
que no frena nunca,
tan injusto que me sujeta a la melancolía,
tan perverso que me enfrenta al espejo
y tan agónico que
me arratona y pliega la piel en los rincones.
Es una maquinaria fiel que aceita la hamaca
que me impulsa a la adultez sin consentimientos
ní advertencias ni preámbulos.
A veces lo siento mio, a veces no,
a veces el tiempo.
golpea la puerta en medio de la noche
cómo desesperado que busca refugio
en la tormenta imprevista.
A veces se esconde allá
lejos de las rutas
y detrás de los montes
dónde se cuentan secretos
el campo y las nubes.
El camino se estira tanto
que cuesta ver el final,
y un simple perfume
me reduce a lo que fuí,
extrañando a ese otro
y aquello que percibía entonces.
Es un monstruo tan bestia como invisible,
que no frena nunca,
tan injusto que me sujeta a la melancolía,
tan perverso que me enfrenta al espejo
y tan agónico que
me arratona y pliega la piel en los rincones.
Es una maquinaria fiel que aceita la hamaca
que me impulsa a la adultez sin consentimientos
ní advertencias ni preámbulos.
A veces lo siento mio, a veces no,
a veces el tiempo.
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