ALFONSO

Alfonso era mio
un poco ovejero alemán
y otro poco collie.
Bruto, algo cascarrabias
pero muy compañero.
Mientras yo hacía de las mías,
él miraba en silencio.
Y cuando se las mandaba él,
yo limpiaba para que no lo fajaran.
Cuando llegaba a casa
lo buscaba en los rincones.
Corría tras mi bicicleta
por el asfalto de Munro
y yo reía de su lengua afuera.
Cuando se fue, lo lloré
como si hubiera perdido
a un amigo.
Pasaron muchos años
y aun hoy, aunque cambié de casa,
a veces lo sigo buscando
en rincones nuevos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me gustaría que esto fuera un principio

Escapar